domingo, 10 de julio de 2022
...Pregunte que hora era, y cuando me dijo que ya pasaba de las siete de la tarde... Me detuve en seco, frene la bicicleta y apoye mis pies sobre la banqueta... Ernesto me pregunto que si que pasaba... Empecé a explicarle: era domingo, pasaban de las siete de la tarde, y el autobús que me llevaría a casa, tenia que tomarlo en el centro antes de las ocho de la noche, los fines de semana a esa hora salía el ultimo... No terminaba de explicar, cuando, la respuesta que esperaba broto de sus labios, y una vez mas otro de mis planes daba resultado: "Wey... Pues si no encuentras "camión", te regresas a la casa y te quedas a dormir aquí, ya mañana te vas temprano y llegas a tu trabajo..."


El Paraiso III


Extrañamente los acontecimientos se estaban dando, por primera vez, tal cual los había planeado; pero, no podía aceptar así de fácil la primer invitación, por lo que di las gracias, y aclare que la guardaría para utilizarla en una ocasión mas necesaria, y en la cual tuviera el consentimiento de mis padres, puesto que seria la primer ocasión que no durmiera en la misma ciudad que ellos... Así, acordamos que me quedaría a dormir en su casa el siguiente jueves, pues el viernes había un viaje de estudios a la capital del estado... Mientras me despedía él montaba la bicicleta y juntos hicimos parada a un autobús que me llevaría al centro para abordar el que tomaría para llegar a casa...

Esa semana transcurrió sin notables sucesos, hasta el mismo jueves, en el que "avise" en casa, que me quedaría a dormir en casa de uno de mis compañeros por que al día siguiente había un viaje... No hubo discusión, porque el único alegato de mi madre fue que le dijera a mi padre, y mi padre solo me pregunto que si cuanto me costaría el viaje, costo que, por supuesto ya había cubierto yo con el mini sueldo de mi mini trabajo y, cuando se lo hice saber a mi padre, no dijo una sola palabra mas, por lo que sobreentendí que mi "permiso" estaba concedido... Si, a mi padre no le agradaba la libertad que me había ganado con mi sueldo, pero la respeto...

Ese día, como ya varios desde que encontré su casa, pase por Ernesto para irnos juntos a la preparatoria... Con la diferencia de que ese día deje una muda de ropa en el burro de planchar, para no tener que cargarlo a la escuela, todo lo demás, ocurrió de manera similar: platicábamos durante el camino sobre las clases, los maestros, sobre algunos compañeros, y compañeras, en especial, sobre Esther y Ana... Algunas ocasiones él se aventuraba a cortar camino por el patio de una casa, y esos segundos que ganaba los utilizaba en cortar naranjas o mandarinas del jardín de la misma... Regularmente no compartía sus frutas conmigo, puesto que me decía que si yo quería comer alguna, tenia que bajarla al igual que él... Pelar cítricos y comerlos gajo a gajo, era su mayor entretenimiento, además de las charlas, durante todo el trayecto, la mayoría de las veces que lo caminamos juntos...

Igual que todo, las clases me pasaron de noche... Tenia concentrada mi mente en el atardecer, en la caída de la noche, en la conciliación del sueño... O no conciliarlo...

Llegamos a su casa y nos disponíamos a cenar, cuando no se porque toque el tema de la música, y pregunte por sus gustos... No se si fue una buena idea... Pero obtuve una respuesta alentadora:

- Me gusta escuchar a Juan Gabriel, y no te atrevas a reírte o a burlarte, pues no me importa que lo hagan, el bato tiene canciones muy buenas, y las letras son muy llegadoras... Así que si a ti no te gusta o me vas a hacer comentarios sobre su sexualidad, mejor parale o piénsalo dos veces... Ya medio mundo me ha dicho lo mismo y siempre será la misma respuesta de mi parte: me gusta su música, como canta y lo que dice, lo que el haga con su "désele" pues es muy su bronca y no es algo que me interese...

Obviamente me quede callado... Pero, aunque no lo parezca, encontré mucho apoyo en esa respuesta para poder llevar a cabo mis planes... Si no le importaba lo que hacían las personas con su intimidad, muy seguramente era por que a él tampoco le importaba si la gente se fijaba en lo que él hacia, o por que no le gustaba que la gente se entrometiera... Cualquiera de las dos, me salvaba de un gran problema: el rechazo... Tras su corto discurso busco su grabadora y también regreso con una caja de zapatos, donde guardaba algunas cintas del artista, y tras unos cuantos golpes el aparato empezó a reproducir las melodías que a él le alegraron la noche; a mi, me alentaba su sonrisa...

La primera vez que visite su casa, tuve la oportunidad de ver que Ernesto recogía del piso, un trozo de alfombra enrollándolo, aunque esa vez no indague mas en el asunto no había querido decir que me hubiera quedado claro el uso que se le daba, y aunque 
debí haberlo imaginado antes, no lo hice... Esa noche de jueves lo averiguaría Cenamos, y nos preparamos para ir a dormir...

Su familia, de recursos económicos escasos a mas no poder, contaba con cuatro miembros habitando una casa de apenas dos cuartos completos uno en construcción y un baño totalmente funcional... Entre los muebles, además de un vistoso comedor y el cooler que asomaba hacia los puentes, se contaba también un par de camas individuales, en las que, dormían tres de los integrantes de la familia: Mamá Magui, Maguita y el pequeño Julian, para lograr esta hazaña, convertían ambas camas en una sola de tamaño considerable al unirlas... Ernesto, en cambio, dormía en el suelo... O prácticamente eso... Desenrollaba la alfombra, doblaba un par de cobijas, extendía encima otro par de mantas, y cubría todo lo anterior con una sabana; acomodaba junto a la pared una pequeña almohada y se tiraba a dormir... Y yo como su invitado, compartiría su lecho... Cosa que esperaba con ansias, aunque, no me esperaba realmente esta situación Regularmente preparaba su "cama" en el cuarto en construcción, pero por motivo de mi visita, lo haría en la alcoba familiar... Si, familiar.....

Pasar la noche a ras del suelo no era mayor problema, lo había hecho en otras ocasiones, aunque sinceramente no era algo con lo que contaba para esa noche; pero lo mas difícil, era el caso de compartir la misma alcoba con el resto de los ocupantes... Cualquier sonido, pujido, lamento, vibración o golpe seria fácilmente percibido por mamá Magui, quien de hecho tiene agudizados sus sentidos desde el día en que llego a vivir a esa colonia; día ese mismo, en el que empezó a guardar un cuchillo bajo su almohada para proteger a Ernesto de cualquiera que intentara hacerle daño... Y el cuchillo seguía bajo la almohada cada noche, todas las noches, ahora para proteger a toda su familia... Así que, mucha libertad de acción no tendría... El mas mínimo movimiento en falso, y quien sabe en que parte acabaría ese cuchillo... Mi mente, buscaba la manera de tomar precauciones, y lo hacia a un ritmo desesperante, ya la almohada estaba sobre la sabana y Ernesto se dejaba caer para advertirme:

- Esta almohada es solo para mi, si quieres una, pídele a mi "amá", y si no, pues te friegas, por que al mas mínimo rozón que tengas con ella te suelto un chingazo...

Gracias a esa advertencia, mamá Magui me aventó una almohada, grande y un poco dura para mi gusto, que por supuesto me derribo por completo contra el piso... Tras las carcajadas que ocasiono mi caída, sonreí y tome el que seria mi lugar al lado derecho de Ernesto: yo quedaría a un lado de las camas y él a un lado de la puerta... No parábamos de bromear, mamá Magui, pidiéndonos que nos comportáramos y que nos esperáramos a que se durmieran los niños, como si a un matrimonio se dirigiera; Ernesto hacia comentarios de lo que hacia dormido y que no respondía por lo que ocurriera en esos lapsus; y yo solamente me defendí lo mejor que pude pues, por si no lo deje claro, las bromas eran principalmente para mi... Hasta que poco a poco nos fue venciendo el sueño... O por lo menos, a todos los demás... Yo no podía dormir de los nervios y por que aun tenia un plan por ejecutar...

Se callaron las voces, solo quedaba el silencio, y la oscuridad llenaba la totalidad del lugar... Las cortinas estaban cerradas, y no había muchos lugares por los cuales se filtrara la luz... Espere pacientemente hasta estar seguro de que nadie despertaría, nadie debía hacerlo o mi secreto estaría en riesgo, junto con mi integridad física... Mi corazón no dejaba de latir estruendosamente... Todo mi cuerpo vibraba al mismo ritmo y mis ojos seguían mas abiertos que nunca... Me recosté de lado, y apoye mi mano derecha sobre la sabana, empecé a mover lentamente mis dedos esperando tropezar con alguna parte de su cuerpo, reconocerla y guiarme con ella... No podía ver nada... Además de que la luminosidad era escaza, había cerrado fuertemente mis ojos, para no enterarme por ningún motivo, si él me veía o si me veía alguien mas... Quería parecer dormido, así que relaje los parpados e intente ser un soñador mas en ese cuarto...

Tras unos segundos, mis dedos toparon con algo... Era su brazo derecho: tosco, fuerte y tibio... Perfectamente opuesto a mi brazo, mi mano, mis dedos y mi cuerpo entero: delgado, soso y frio... Me aventure a recorrer lentamente su brazo y seguir "viendo" en mi mente su silueta, dibujada con mis dedos en esa placentera negrura... Llegue a su pecho, subí a su cuello, toque su barba, seguí subiendo, roce sus labios con mis yemas, me dio miedo, y retire mi mano... Espere un largo rato, antes de atreverme a intentarlo de nuevo... Al fin me anime, y regrese lentamente al lugar mas cercano a donde me había quedado: su pecho... No me anime a regresar a su cara, busque su otro brazo y cuando lo encontré lo seguí hasta la palma de su mano...

La postura que él había adoptado al dormir lo había llevado a dejar reposando su mano izquierda justo en el borde derecho de mi almohada, libre de su propia cabeza y de su pecho... ¡Libre!... mi temor crecía, sabia que tantos rozamientos podrían despertarlo, pero, ya había llegado muy lejos como para retirar de nuevo mi mano y perderme otra vez... Me había costado mucho valor acercarme de nuevo, y ahora, no podía echarme para atrás... Hice lo único que considere poco riesgoso...

Lleve mi mano derecha, a enredarse en su mano izquierda, force la separación de sus dedos, para hacer entrar los míos, de tal forma que quedaran enlazados... Una vez que no había hendidura sin dedo, apreté lenta y suavemente... El frio de mi cuerpo poco a poco se había ido disipando con el rápido latir de mi corazón... Y de repente, el frio volvió, en cuestión de un segundo, a todo mi cuerpo: Yo apretaba su mano, y él, apretó la mía también..




...continuara...













P.D. A veces me sorprendo yo solito de mi mismo... Tenia casi la mitad de esta parte del relato terminada, hace años, y según mis cálculos
 esta seria la ultima parte... Pero hoy que estaba terminando de escribirla y revisándola, me di cuenta de que habría necesidad de una o varias partes mas donde, ¡por fin!, concluiré esta historia, para dar paso a otras...

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sinfoneado por Denai Ysared algo asi como a las 14:49 |


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